Los Jardines de Aranjuez son una serie de bosques y parques ajardinados y ornamentados con numerosas fuentes y estatuas, situados junto al río Tajo y al Palacio Real de Aranjuez (Comunidad de Madrid, España). Están al cuidado del Patrimonio Nacional de la monarquía española y además ostentan el título de Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad otorgado por la Unesco en 2001.
Los Jardines son cuatro: el del Parterre, el de la Isla, el del Príncipe y el de Isabel II.
Junto a la fachada este del Palacio Real, se alza el Jardín del Parterre, mandado construir por Felipe V al jardinero francés Esteban Boutelou en 1727 y plantado en 1746. En su lado norte da a parar al río Tajo, mientras que por su lado oriental y meridional, desde el Puente Barcas hasta los arcos de Palacio, está flanqueado por un foso de cantería y una barandilla de hierro con jarrones de flores sobre pedestales, creados en 1762 por orden de Carlos III. La entrada principal al jardín se realiza a través de dos garitas de cantería.
Fuentes
Aparte de las numerosas flores y árboles de toda clase del jardín, destacan sus tres fuentes: la de Hércules y Anteo, la de Ceres (situada anteriormente en el Jardín del Príncipe) y la de las Nereidas
Fuente de Narciso
La primera, obra de Joaquín Dumandre, muestra al hermoso Narciso junto a su perro, asomándose a un hermoso tazón sobre el que se encuentra en lo alto de un pilar, a punto de caer en él. Sujetan el tazón cuatro robustos Hércules. Al resultar gravemente dañada en la Guerra de la Independencia Española, fue reconstruida por Esteban de Ágreda en 1827 según el diseño de Isidro González Velázquez.


Es éste el último jardín en construirse en Aranjuez, ya en el siglo XIX, cuando Isabel II era todavía una niña. Este jardín cuadrado, situado junto a la Plaza de San Antonio y el Paseo del Brillante, fue construido sobre una zona que servía anteriormente de estercolero, así como para estacionamiento de carretas y ganado.
Los primeros árboles se plantaron en 1830, mientras que cuatro años más tarde se dispuso en el centro del jardín un pedestal de mármol con una estatua de bronce de la Reina Niña. Alrededor, existen ocho bancos de piedra y ocho jarrones con flores.

Fuente de Apolo
La Fuente de Apolo (o de Triptolemo), del siglo XVI, está situada justo después de la de Hércules, con un zócalo, basa y pretil de mármol octogonales, en cuyo centro se halla una taza con la figura de Apolo con la planta puesta sobre un dragón. En el pretil pueden verse diversos relieves, con un pie de sátiro en cada esquina. La plazoleta en la que se encuentra esta fuente era llamada anteriormente la Puerta del Sol de Aranjuez, en referencia a lo concurrido del lugar, por analogía con la plaza del mismo nombre de Madrid.
Pasando a la llamada Calle de la Galería, encontramos el Burladero, una serie de surtidores colocados en el suelo que despiden arcos de agua a la altura del pecho de una persona.

Fuente de Baco
Más al fondo en el jardín, la Fuente de Baco se encuentra en una plazoleta hexagonal con bancos de piedra, en cuyo centro se halla un estanque circular de jaspe. En su centro una gran taza con un pedestal sobre el cual el dios Baco, coronado con racimos de uvas y sentado sobre un tonel con un pequeño grifo, alza una copa de vino con su brazo derecho. El cuerpo de esta fuente fue regalado a Felipe III por el Gran Duque de Florencia y diseñado en mármol por Giambologna. Inicialmente iba a albergar la fuente llamada de Sansón con el filisteo, que fue regalada por Felipe IV a Carlos I de Inglaterra en 1623 y hoy presente en el Victoria and Albert Museum de Londres. Finalmente desde 1656 está coronada por la figura de Baco, realizada por Jonghellinck.

Fuente de Hércules e Hidra
La Fuente de Hércules e Hidra, que es la primera que uno se encuentra al cruzar la ría por la escalinata, está colocada sobre un zócalo y una basa de jaspe negro de planta octogonal, con una gran taza y un pedestal sobre la cual está la figura de Hércules matando a la hidra. Alrededor encontramos unas barandillas de hierro y ocho pedestales con otras tantas figuras de mármol en los bordes de la plazoleta. Esta fuente fue mandada construir por Felipe IV a José de Villarreal y Bartolomé Zumbigo y sustituye a una fuente anterior dedicada a Diana de la época de Felipe II. Las esculturas colocadas sobre pedestales que existieron alrededor de la fuente fueron compradas por Felipe V y situadas originalmente en los Jardines de La Granja. Después de este emplazamiento se situaron en las columnas de la entrada principal del Jardín del Príncipe por orden de Carlos IV y finalmente descansan en el Museo del Prado de Madrid.

Fuente de Venus
También conocida como de Don Juan de Austria, pues se cree que la piedra con la que está construida fue conseguida en la Batalla de Lepanto. Situada en el centro de una plaza octogonal, se compone de una gran taza con balaustre y una segunda taza, donde se halla una figura de Venus en bronce, en actitud de secarse el pelo con las manos. Fue enviada a España desde Florencia en 1571.

Fuente de Hércules y Anteo
La Fuente de Hércules y Anteo, la más espectacular del jardín, fue mandada construir al arquitecto Isidro González Velázquez y al escultor Juan Adán por Fernando VII en 1827. Su emplazamiento original estaba previsto en la zona trasera de la Casa del Labrador, en el Jardín del Príncipe, aunque finalmente se situó en el Parterre. Sobre el pilar central se encuentran las estatuas de Hércules, agarrando con su fuertes brazos y levantando del suelo a Anteo. En la base del pilar, hay un nicho que representa Hércules niño luchando con una serpiente, así como a una pitón vencida. Hay también diversos trofeos de caza como muestra del poder del héroe mitológico en sus Doce Trabajos: un ciervo, un toro, un león y varias serpientes.
En los extremos de la fuente, que es ovalada, encontramos dos columnas con las palabras Avila y Calpe, así como con la leyenda Non plus ultra. Por último, el borde del estanque está adornado con diversos jarrones con flores, realizados en plomo y pintados de color mármol. Esta fuente se encuentra edificada sobre la anterior Fuente del Tajo, en la que el río estaba representado por un anciano sentado sobre un haz de cardos, que sujetaba una serpiente.
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