
Este dulce, no apto para todo el mundo debido a su valor calórico, se produce desde hace casi 200 años en la provincia de Salamanca, siendo en un principio exclusivo de las monjas benedictinas de Alba de Tormes. Pronto se hicieron famosas en la comarca en competencia directa con las que se elaboraban en otros pueblos de Castilla y León, como Briviesca o Medina de Rioseco.
Para su elaboración se utiliza normalmente la almendra de variedad largueta, procedente sobre todo de La Rioja, de la cuenca del Ebro y del Mediterráneo. La almendra, sin pelar, se mezcla con el azúcar caramelizado hasta que adquieren el brillo característico con el que se presentan en el mercado, de color ocre.
Para obtenerlas necesitamos almendras y azúcar, que se calientan en una sartén y después se extienden sobre una mesa para despegarlas una a una en caliente. Aunque de esta manera quedan separadas, una vez frías y envasadas en bolsas de celofán es frecuente encontrarlas de nuevo pegadas. Por lo tanto, el resultado final es el de una almendra envuelta en caramelo y enfriada posteriormente. Bien conservadas se pueden consumir en un plazo de dos meses.
A pesar de ser típicas de las benedictinas de Alba de Tormes, se pueden comprar también en establecimientos comerciales de la villa ducal y en ferias y acontecimientos populares de la provincia, en este caso en cajitas de cartón o cucuruchos de papel.
Para quien quiera intentarlo en casa, aquí dejamos una receta:
Ingredientes:
Almendras crudas con pielAzúcar
Elaboración:
Tostar lentamente las almendras en una sarténAñadir azúcar y remover hasta que el azúcar se derrita y recubra a las almendras por todos los lados.Ponerlas sobre una superficie fría o engrasada hasta que se enfríen, se suelten y se sequen.
Para su elaboración se utiliza normalmente la almendra de variedad largueta, procedente sobre todo de La Rioja, de la cuenca del Ebro y del Mediterráneo. La almendra, sin pelar, se mezcla con el azúcar caramelizado hasta que adquieren el brillo característico con el que se presentan en el mercado, de color ocre.
Para obtenerlas necesitamos almendras y azúcar, que se calientan en una sartén y después se extienden sobre una mesa para despegarlas una a una en caliente. Aunque de esta manera quedan separadas, una vez frías y envasadas en bolsas de celofán es frecuente encontrarlas de nuevo pegadas. Por lo tanto, el resultado final es el de una almendra envuelta en caramelo y enfriada posteriormente. Bien conservadas se pueden consumir en un plazo de dos meses.
A pesar de ser típicas de las benedictinas de Alba de Tormes, se pueden comprar también en establecimientos comerciales de la villa ducal y en ferias y acontecimientos populares de la provincia, en este caso en cajitas de cartón o cucuruchos de papel.
Para quien quiera intentarlo en casa, aquí dejamos una receta:
Ingredientes:
Almendras crudas con pielAzúcar
Elaboración:
Tostar lentamente las almendras en una sarténAñadir azúcar y remover hasta que el azúcar se derrita y recubra a las almendras por todos los lados.Ponerlas sobre una superficie fría o engrasada hasta que se enfríen, se suelten y se sequen.